“Estoy feliz, feliz”, comentó Carla Herrera, hermana de uno de los mineros chilenos, antes de que sea rescatado. “Pero también estoy harta de toda esta bulla, quiero que termine ya”, agregó, mientras intentaba caminar con su bebe entre los miles de periodistas.
Esta mujer seguramente resumió el pensamiento de la mayoría de los familiares de los mineros, que, al mismo tiempo, se opone al de los medios de comunicación. ¿A que diario/radio/canal de TV no le gustaría continuar con la especie de reality que se montó alrededor del rescate? Las horas y horas de transmisión en vivo desde Copiapó fueron consumidas aproximadamente por 1000 millones de espectadores. El escenario, los planos, la escenografía, las palabras estudiadas del presidente Piñera alimentaban la idea del show. Hasta algunos lo compararon (por el montaje, claro está) con la llegada del hombre a la Luna.
Para las principales cadenas y diarios del mundo fue el tema central, de tapa. En el lugar del hecho hubo alrededor de 2000 periodistas, de entre 150 y 200 medios de diferentes países. Según las crónicas, en las últimas semanas era imposible conseguir alojamiento en hoteles, y las empresas de transporte y alquiler de automóviles estaban desbordados por la enorme cantidad de reporteros. La mayoría tuvo que convivir en carpas o casas rodantes en los alrededores.
Con el rescate de los mineros, en los medios se vio de todo: simulacros del rescate con muñequitos de plástico en el noticiero de Telefé, buscadores de coincidencias con el número 33, una nota en la revista Paparazzi con la historia de Yonni Barrios, el “minero bígamo”, los relatos empapados de dramatismo de Julio Bazan, Feinmann adentro de una cápsula...
Esto recién empieza. El show debe continuar. Llegarán libros, documentales (HBO y Discovery Networks ya los están preparando), series, y, por supuesto, películas- que ya se están rodando. Por su parte, los medios ofrecen cifras millonarias a cambio de entrevistas exclusivas con los sobrevivientes.
“En 70 días han pasado de ser humildes trabajadores a estrellas mediáticas”, dice el diario El Mundo. Por este motivo, los mineros ya recibieron instrucciones para enfrentar a la prensa. El encargado de capacitarlos fue Alejandro Pino, periodista y miembro de la Asociación Chilena de Seguridad. "Les dije que no miren al reportero como un enemigo, y también que iban a tener cien o doscientos micrófonos de vociferantes periodistas que van a estar lanzándole cada uno una pregunta. Ustedes, la primera que escuchen, ésa la contestan", relató Pino.
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