lunes, 13 de septiembre de 2010

Una tarde en La Milagrosa

El colectivo me dejó a cinco cuadras de Eva Perón y Lisandro de la Torre. En esa esquina, me esperaba uno de los colaboradores de FM La Milagrosa, en el barrio de Ciudad Oculta, Mataderos. Eran cerca de las once de la mañana del sábado 6 de agosto. Como no conocía demasiado la zona, pregunté a un hombre parado en la entrada de un predio donde salían y entraban camiones si estaba caminando en la dirección correcta. “No te recomiendo que vayas para ese lado solo, es jodido”, me contestó. Y aconsejó: “Mejor tomate el bondi que para en la próxima cuadra y bajate en la esquina”.

Lo esperé unos minutos, pero finalmente decidí llamar a Juan Ramón Nuñez, dueño de la radio, para que me puedan esperar en un punto más cerca del que estaba. Me atendió otra persona, y me dijo que Juan estaba en una reunión, que mandaban a un pibe de gorrita a la esquina de Eva Perón y Piedrabuena.

Empezé a caminar hacia la villa, pasé frente al hombre de la puerta del predio- que habrá pensado que era sordo- y seguí hasta Piedrabuena. El pibe me dio la mano, se presentó y me guió por los pasillos del barrio.
Chicos y perros corrían por la calle de tierra. Frente a un paredón con la imagen de la virgen y una pintada que indicaba FM 100.9 La Milagrosa, debatían Juan y dos de los encargados de la programación. La reunión todavía había terminado. El tema de discusión era el contenido de la radio: se debía buscar un nuevo público, pero sin perder la identidad del barrio.

Juan Ramón Nuñez fundó La Milagrosa hace tres años, en septiembre de 2007, con los ahorros que consiguió después de dos años de cartonear. Correntino, pero criado en Misiones, llegó a Buenos Aires en el 2003 con 29 años. Después de sufrir dos preinfartos, decidió viajar para tratarse. “Vinimos con dos valijas, cuatro chicos y 120 pesos en el bolsillo”, describe.

Se instaló en Ciudad Oculta y empezó a trabajar de cartonero. “A los dos años empecé a sentir algunos síntomas de nuevo del problema cardiaco: me desmayaba en la calle, no llegaba a mi casa en el tiempo que tenía que llegar y ahí empecé a pensar en qué me quedaba por hacer”, cuenta.
Como había tenido experiencia en radios de Puerto Iguazú, se probó en varias emisoras. No tuvo éxito. Entonces volvió a soñar con la radio propia. “Volvió” porque en Misiones había ahorrado con su familia durante 10 años para armarla, pero un robo los dejó sin nada. Como consecuencia, sufrió un segundo preinfarto, que lo dejó al borde de la muerte.

Juan recuerda: “Cuando le propuse a mi esposa Carmen el proyecto me miró como diciendo ´vos estas loco, una vez casi te moriste por culpa de la radio, ahora de nuevo”. Cualquier persona hubiera pensado lo mismo. Pero Juan demostraba con lo que había vivido que sabía como reponerse ante la adversidad. Cuando tenía un año su padre falleció de un paro cardíaco, su madre lo abandonó, y se crió con una familia sustituta en Iguazú. A los 23, la madre de sus primeros dos hijos también murió de un infarto.



Los dos años que dedicó a juntar dinero para la radio fueron durísimos. Junto a su esposa, decidieron durante ese tiempo ir a comedores comunitarios. Con tormentas, frío polar, o un calor calcinante, salía a trabajar. Muchas veces, las jornadas laborales se extendían de las cinco de la mañana a las once de la noche.

El nombre de la futura emisora tuvo su origen en una de esas agotadoras noches. Llovía torrencialmente. Pisando charcos, Juan cargaba su pesado carro. Vió un contenedor y decidió frenar. Comenzó a buscar entre la basura, y lo primero que encontró fue una imagen de la virgen de la medalla milagrosa. “Era una señal para seguir adelante, para no bajar los brazos. La radio era el pilar de mi vida", se emociona.

El estudio, en el frente de la precaria casa, estaba decorado con afiches y fotos del Che Guevara y Evita. Los equipos de sonido de la operación contrastaban con el resto. Por los parlantes sonaba una murguita de un grupo uruguayo. En un mural frente a la radio se leían los nombres de los programas, aunque Juan aclara que son muchos más -casi sesenta- y que cada vez se agregan más en la grilla que abarca desde las seis hasta las 23. Ese sábado comenzaba uno nuevo.

Hace menos de diez meses, Juan fue elegido por la Youth Business International, una entidad que galardona a jóvenes con iniciativa, como el “Emprendedor del año” a nivel mundial. La Fundación Impulsar, de Argentina, lo candidateó para el premio. En noviembre de 2009, viajó a Londres, donde recibió la mención de manos del príncipe Carlos.



Ya en la cocina, Carmen sirvió unas tortas fritas con chocolate. Mientras, Juan jugaba con uno de sus hijos más chicos, que son siete en total. Los colaboradores de la radio forman una gran familia, y buscan que los invitados se sientan parte de ella. Entre todos charlaban de un viaje a Misiones para la próxima semana, con el objetivo de llevar útiles escolares y ropa.

Juan sigue proyectándose. “Estamos preparando salir por internet”, contó en esa oportunidad. Hoy, ya podemos escuchar La Milagrosa online. Sabe que es difícil mantener una radio en una villa, “es remar cuesta arriba”. Pero sus expectativas no se terminan, y repite: “No nos quedamos con esto”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario