El relator del pueblo, según pasan los años

Durante las transmisiones del fútbol local de este fin de semana se anunciaba con zócalos que ocupaban la parte inferior de la pantalla que Marcelo Araujo volvería a relatar el martes a la Selección. El detalle de que Argentina se enfrentará con el campeón mundial, y tal vez uno de los mejores equipos de los últimos años, casi se dejaba pasar. No importa si Xabi, Iniesta, o Villa jugarán en el Monumental. Lo trascendental pasa por el relator del pueblo, una de las caras del Fútbol para todos. Aunque no siempre estuvo de acuerdo con esa premisa.

En marzo de 2009, cuando se empezaba a anunciar la nueva Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, el ahora comentarista publicaba en su blog Araujo de primera un post titulado “Se viene, se viene, el fútbol gratis para todo el mundo”. Uno de los fragmentos sostiene: “Un gobierno que sigue manejando como propio un canal que es del Estado, que no otorga publicidad que es del Estado, a medios privados que lo critican, que comienzan a comprar medios de comunicación para que, según se comenta, puedan manejar de la manera menos traumática las acusaciones en la época del ocaso”.

Antes de ser el relator del pueblo, Lázaro Jaime Zilberman (su verdadero nombre), fue lo fue del monopolio de TyC. En una entrevista con el paradójico título “Algunos colegas son payasos”a la revista Semanario, cuando ya se había alejado de la empresa de Ávila, afirmaba: “Si yo no critiqué el negocio de la televisación del fútbol cuando estaba adentro, si lo hiciera ahora sería un pusilánime”.

De abierta simpatía con Carlos Menem y su política de privatización- “modernizó el pensamiento peronista”, sostiene que el periodo de mayor libertad de expresión fue el de los mandatos del riojano. En 2007, durante la transmisión de un Boca-River, en plena veda electoral, disparó: “Mañana me voy a tomar un champucito con Chiche”, en alusión a Hilda Duhalde, que finalmente perdió al día siguiente las elecciones legislativas con Graciela Fernández Meijide. Y finalmente, apoyó a Mauricio Macri cuando aspiraba a la jefatura de gobierno de la ciudad de Buenos Aires. La edición del domingo 9 de marzo de 2003 de Fútbol de Primera abrió con palabras textuales de Araujo: “Buenas noches, si Aníbal Ibarra se hubiera preocupado de la salud y la educación tanto como lo hizo con Racing e Independiente, hoy estaríamos mucho mejor”.

Algunos de los exabruptos televisivos sirvieron de propaganda política. Otros, rozan al racismo: “¿Qué te pasa monito?” vomitó ante un primer plano del Pibe Valderrama a poco de comenzar un choque entre Argentina y Colombia, o “Andá a vender ajo y limones”,
a un futbolista boliviano. Igual, confiesa que tiene amigos oscuros (ver foto).

Desde los 70 que a Araujo le gusta coquetear con la política. Trabajó en ATC desde 1976 hasta 1978, durante la dictadura. En una nota al diario Olé en 1999 aclara que nunca convocó a una plaza a favor de los militares, y dice: “Lo único que acepté fue la imposición militar de no criticar al técnico”. Sin embargo, en septiembre de 1978 firmó un artículo junto con Mauro Viale en la revista militar bilingüe Argentina ante el mundo para la defensa de la soberanía titulado "Un campeonato jugado por todo un país", en el que se destaca el éxito organizativo de la Copa Mundial:
“Un campeonato jugado por todo un país”, es el título de la crónica que indica:

"Fue el milagro argentino. (...) Su organización, lograda contra los presagios, sorprendió al mundo. (...) Pudimos comprobar cómo en los periodistas extranjeros más honestos se disolvían los prejuicios que traían de sus países merced a la insidiosa propaganda motorizada por las organizaciones subversivas y los ingenuos de siempre. (...) También fue una manifestación de victoria. (...) En los festejos del Mundial mostramos por primera vez en mucho tiempo que estamos orgullosos de ser argentinos."

Ante todas estas declaraciones, es preferible escuchar el “¡¿Estás Crazy?!”, que según el mismo derivó en un aumento de sueldo.