Este 4 de noviembre se cumplieron 10 años de un suceso con casi nula repercusión en los medios: los 117 despidos del Grupo Clarín a trabajadores del diario y de Olé. Para recordarlo hubo una movilización el jueves en la puerta del diario, reclamando, además, el derecho a la libre organización de los trabajadores de Clarín.
En el 2000, la empresa había planificado tres series de despidos, una en mayo, otra en junio, y la última en julio. El 26 de julio, luego de conocer la noticia de que más periodistas iban a ser echados, la redacción se reunió en una asamblea. “Ni un solo despido más en Clarín. Si echan a uno, paramos todos”, era la consigna. Se decidió la expulsión de los delegados Carlos Quatromano y Rubén Camaratta, por mal desempeño, y convocó a nuevas elecciones.
Sin embargo, la empresa ya estaba trabajando para desmantelar todo el movimiento de los trabajadores: les entregó a Quatromano y Camaratta documentación para lograr el objetivo. Y, antes de una semana, los delegados que habían sido removidos consiguieron que las elecciones se suspendan, luego de la resolución de un juez laboral. Los trabajadores contraatacaron: en una nueva asamblea, se decidió realizar las elecciones de todas formas. En una combi en medio de la calle se adaptó un cuarto oscuro, y 656 redactores abandonaron sus puestos de trabajo para votar a sus delegados. Fue el 16 de agosto, en lo que se conoció como “El Urnazo".
Las autoridades de Clarín se negaban a recibir a los integrantes de la nueva comisión y a aceptar sus reclamos. En una asamblea del gremio, los trabajadores pidieron la expulsión de Quatromano y Camaratta. Pero Daniel das Neves, secretario general de UTPBA decidió salvar a Camaratta a través de una votación.Finalmente, los despidos se efectivizaron el 4 de noviembre. El edificio del diario fue totalmente vallado. Un custodio y un policía seleccionaban: “vos entrás; vos no, estás en la lista". Durante el 2000, volvió a aparecer en las redacciones el Clarinete, la publicación que en las décadas del 70 y 80 circulaba clandestinamente para denunciar las injusticias que se vivían en el diario. Desde ese momento no existe más. El lema parodiaba al original: "Un toque de atención para la solución de los problemas de los trabajadores".
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